martes, 9 de abril de 2013


PEDALEA SIN CONTAMINAR

El automóvil se ha convertido por derecho propio en uno de los mayores inventos de la historia de la humanidad, quizás el más importante si hablamos de los medios de transporte. Sin embargo, no serán pocos los que renieguen totalmente del mismo, seguramente cuando por la mañana deben coger su carro para dirigirse a su puesto de trabajo, un proceso que puede durar más de la cuenta y obligarles a sufrir algún que otro atasco. Si pensamos en el caso de ciudades como Caracas, es difícil cuantificar cuantos carros recorren sus calles y avenidas en las llamadas horas punta, cuando la gente se desplaza de su casa al trabajo o viceversa.
Si esto fuera poco, todos esos carros tienen alguna que otra repercusión negativa más, las cuales van más allá del estrés y agobio que generan en sus conductores. Si seguimos hablando de sus dueños, estos mismos tienen un gasto considerable en combustible, ya que el vehículo necesita pasar obligatoriamente por una gasolinera de vez en cuando para seguir prestando su servicio al dueño. Pero del mismo modo, el grueso de la población sufre el uso particular de los carros, ya que los automóviles expulsan una gran cantidad de gases tóxicos a la atmósfera, los cuales además de hacer que el aire huela mucho peor, provocan nocivos efectos en la salud de todos, algo que se extiende a la flora y la fauna, que también padece la contaminación de los automóviles.
En base a esta situación, en la que los conductores se estresan a los mandos de una máquina contaminante, es lógico que se piense alguna alternativa en vez de comprar un carro. Una bastante recomendable es optar por compartir carro o tomar el transporte público, pues siempre será menos contaminante un carro con cuatro ocupantes o un autobús con sesenta que cuatro o sesenta carros con un único  usuario. Sin embargo, esta opción sigue obligando a los sufridos trabajadores soportar el tráfico y los atascos de cara al trabajo.
Por esto, la bici se presta como la alternativa perfecta al uso del carro por la ciudad. Es cierto que Caracas no es una ciudad tan adaptada al uso de las bicicletas como pueden ser Ámsterdam o Pekín, pero esto es algo que puede cambiar simplemente aumentando el número de usuarios de estos vehículos. La bici es sin duda la mejor alternativa para desplazarnos de nuestro hogar a nuestra puesto de trabajo, ya que nos ofrece una gran cantidad de ventajas que pueden hacer que veamos nuestros desplazamientos por la ciudad de una forma totalmente diferente.
  • Protege el medio ambiente. La bicicleta es ante todo un medio de transporte ecológico, ya que funciona mediante nuestra propia tracción, con lo que el consumo de combustible es cero. De este modo, su uso no implica ninguna polución contaminante. Del mismo modo, sus elementos de construcción son menos dañinos que los de un carro, por lo que su reciclaje es mucho más sencillo y menos perjudicial para la naturaleza.
  • Cuida tu salud. El hecho de que nosotros hagamos funcionar la bicicleta tiene más beneficios para nosotros de los que podríamos imaginar, ya que al mismo tiempo que nos desplazamos estamos haciendo ejercicio. Con esto estamos ganando calidad de vida y mejoramos nuestro aspecto físico, pues conseguimos un cuerpo mucho más sano y tonificado.
  • Mejora tu economía. Una bicicleta no es sólo mucho más barata que un carro, sino que su propio mantenimiento es prácticamente inexistente. Es fácil encontrar una bici barata en páginas de anuncios gratis en la web. Pero una vez que tengamos la bici en nuestro poder, no tendremos que gastar dinero en combustible, además de que su puesta a punto la podemos hacer nosotros mismos, evitando las cuantiosas revisiones y reparaciones de un mecánico.
  • Aumenta tu diversión. Por último, no podemos pasar por alto que una bicicleta es ante todo un medio de transporte divertido y ameno. No sólo nos permite disfrutar de los paisajes urbanos, sino que además podemos evitar fácilmente cualquier atasco o problema derivado de la circulación. Con una bici, dominamos mucho más la calle, ya que nos permite mucha más maniobralidad que un carro.
Colaboración: Liliana Costa